viernes, 4 de febrero de 2011

Hubiera Sido Sólo Un Sueño

Un grupo de pobladores habitaban chota, un humilde pueblecillo en la provincia de Cajamarca, allí se encontraba la familia Huara constituida por el padre agricultor, la madre costurera y Carmen la pequeña hija del hogar.
Como era costumbre, se levantaban muy temprano para realizar las diferentes  actividades determinadas, pero no sin antes compartir un agradable momento juntos a la hora del desayuno y expresaban tus expectativas con respecto al resto del día que les esperaba.
Todos los días era lo mismo, pero a pesar de ello cada uno era especial, hasta que todo empezó a cambiar, se escuchaba un rumor muy fuerte de que algo extraño empezaba  pasando, se hablaban de personas diferentes que llegaban a su territorio,  y ya se decía que esto no era para bien.
A la mañana siguiente, Carmen despertó como de costumbre y se dio con la sorpresa de no encontrar a sus padres en casa, lo primero que pensó fue que se podrían encontrar en la chacra que araba su papá, pero no fue así, estaba totalmente confundida por la desaparición de sus padres, sin saber que lo que le esperaba era mucho peor.
Decidió salir a buscarlos al pueblo, y quizá esta no fue una buena decisión, pues todo se encontraba en un gran caos, Carmen no hallaba explicación a lo que pasaba, hasta que de pronto la encontró.
El fuerte rumor era cierto, habían llegado a aquel pueblo esas personas diferentes, los españoles, que hablaban  y solo entre ellos se dejaban entender,  estaban reclutando gente separando entre hombres, mujeres y niños, seguramente ahí se encontrarían sus padres, y tal vez por bendiciones de la vida a ella no la habían encontrado.
Cautelosamente se escondía en cada rincón que encontraba, debía planear algo en ese momento o era posible que no volviera a ver a sus padres, pues sabía que si se los llevaban no era para nada bueno. Se detuvo un momento a pensar y concluyo que mientras ella esté libre de esos hombres podía lograr mucho, no debía permitir que la encontraran, pero a la vez, tenía que acercarse a ellos para poder rescatar a sus padres.
A lo lejos diviso a su padre y escondiéndose entre  la gente logro llegar a él, lo abrazo  pidiéndole una explicación, la cual el hombre no supo responder y sólo le pidió que buscara a su madre.
 Carmen, empezó su búsqueda, eran demasiadas mujeres en un solo lugar, como podría hallar ahí a su madre, la desesperación comenzaba a llegar y las fuerzas se le empezaban a agotar, decidió tomar un descanso y fue en ese preciso momento  que fue descubierta por uno de esos hombres grandes y blancos de idioma raro.
Fue trasladada a otro lugar en donde se hallaban muchos niños más como ella, que habían sido separados de sus familias y casi por instinto se acercó  a uno de ellos para preguntarle que estaba pasando, este le respondió lo siguiente: ¨Han llegado esos hombres malos, que se  llevan a nuestros padres para pegarles y hacerlos trabajar, aún no estoy muy seguro de que será lo que pasará  con nuestras mamás, pero nosotros para ellos no somos útiles porque somos muy pequeños  y de alguna manera se van a deshacer de nosotros¨.
Fue sorprendente lo que Carmen escuchaba, pues ella, no esperaba que todo esto fuera posible, su desesperación era muy grande y aún más cuando recordaba que ya había sido capturada ella también y no podría ayudar desde allí, se echo a llorar un largo rato hasta quedar profundamente dormida.
Al despertar, se sorprendió al ver que se encontraba en su cama y nada había ocurrido antes, corrió al patio a abrazar a sus padres, pero ellos no se encontraban allí, los españoles ya habían llegado.