La mentira es una mala acción, podría llegarse a convertir en un mal hábito que se forma desde que somos pequeños, no nacemos sabiendo mentir, pero lo aprendemos a muy corta edad y aun más cuando nos exponemos ante la sociedad, se puede dar en cualquier ocasión ante diferentes contextos, pero ello depende de cada persona. La mentira se ha convertido ya, en parte de nuestras vidas, iniciando desde las personas con mayor poder en la sociedad, es decir el presidente o los congresista; acuden a ella para poder llegar a su posición jerárquica, pues los mismos pobladores son también cómplices de ello, ya que muchas veces prefieren escuchar propuestas que sabemos que no cumplirán, a escuchar cómo será la realidad.
Hoy, nadie se escandaliza cuando se sabe que alguien mintió, porque ya estamos acostumbrados a escuchar cosas inciertas a diario. Pero es inevitable que ello traiga consecuencias poco beneficiosas para ambas partes, pues el mentiroso es poseedor de un hábito que no le permite ser transparente, mostrar las cosas como son, por ello, al mentirle a otros, también se miente a sí mismo, creando un mundo incierto lejos de la verdad. Una mentira siempre ocasiona daños sin importar el tamaño o la importancia de esta.
¿Por qué las personas mienten? ¿Por qué esta necesidad? Siendo sinceros obtendríamos más beneficios y se evitarían muchos conflictos si dejáramos de mentir. Personalmente podría confesar que sí he mentido y en muchas ocasiones, buscando no lastimar y queriendo evitar el sufrimiento de mis seres queridos.
El mentir es buscar ¨soluciones¨ rápidas, limitando la búsqueda de soluciones reales, para lograr escapar de las situaciones que se nos presentan. En realidad, no solucionan nada, lo único que provoca es un conflicto mayor.
Si involucramos los sentimientos, es posible engañar superficialmente a los demás, pero ello no me parece correcto, siempre es mejor ser transparentes, mostrar las cosas como son, evitar la hipocresía, ¿porqué decir que apreciamos a alguien si ello no es así?, o tal vez podemos decir que nos agrada una portada, cuando en realidad la impresión causada es lo contrario. La sociedad cambiaría radicalmente si cada persona se pondría como meta, disminuir la cantidad de mentiras expuestas.
Si las personas no mintieran, viviríamos en un mundo sincero donde seríamos capaces de expresar lo que pensamos, lo que sentimos, sin temor, libremente; no habría desconfianza y en muchas ocasiones disminuiría el sufrimiento.
Para poder vivir en paz es necesario confiar y el mentir nos aleja drásticamente de ello.¨
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