lunes, 23 de septiembre de 2013

La Tierra De Jauja

LA TIERRA DE JAUJA
El título se debe a La Barrera ap.cit
Paso quinto, muy gracioso, en el cual se introducen las personas siguientes, de Lope de Rueda

Honcigera, ladrón  - Panarizo, ladrón – Mendrugo, simple
Los tres nombres son ridículos: Honcigera significa vencejo; Panarizo, absceso supurado; Mendrugo, obviamente el trozo de pan.

HONCIGERA: Anda, anda, hermano Panariso, no te quedes rezagado, que    es tiempo de tender nuestras redes, que la burullada está en   grandísimo sosiego y pausa, y las sicas descuidadas. ¡Ah, Panarizo!

PANARIZO: ¿Qué diablos quieres? ¿Puedes dar mayores voces? ¿Me dejaste empeñado en la taberna y me estás quebrando la cabeza?

HONCIGERA: ¿Por dos negros dineros que bebimos quedaste empeñado?

PANARIZO: ¡Pues si no los tenía!

HONCIGERA: Si no los tenías, ¿qué remedio tuviste?

PANARIZO: ¿Qué remedio había de tener, sino dejar la espada?

HONCIGERA: ¿La espada?

PANARIZO:  La espada.

HONCIGERA: ¿Pues la espada habías de dejar sabiendo a lo que vamos?

PANARIZO:  Mira hermano Honcigera, provee que comamos, que yo vengo cándido de hambre.
HONCIGERA: Yo, mucho más, que por eso, hermano Panariso, estoy aguardando aquí un villano que lleva de comer a su mujer, que la tiene presa, una aunténtica cazuela de ciertas viandas. Y contarle hemos de aquellos cuentecillos de la tierra de Jauja y él se embebescerá tanto en ello, que podremos bien henchir nuestras panzas.

(ENTRA MENDRUGO, SIMPLE, CANTANDO)

MENDRUGO: Mala noche me distes
                         María de Rión
                         Con el binbilindrón

PANARIZO:  ¡Hola, ce! ¿Habémonos de oir?

MENDRUGO: Sí, señor, ya voy acabando, aguarde:
                        Mala noche me distes
                        Dios os la dé peor,
                        Del bin bilindrón, dron, dron.

HONCIGERA: ¡Hola, compañero!

MENDRUGO: ¿Hablan vuesas mercedes conmigo o con ella?

HONCIGERA: ¿Con ella?

MENDRUGO:  Una que está así redonda con sus dos asas y abierta por arriba.

PANARIZO:  En verdad no hay quien acierte tan extraña pregunta.

MENDRUGO: ¿Tiénense por tapados vuesas mercedes?

PANARIZO:  Sí, por cierto.

MENDRUGO: ¡Cazuela!
HONCIGERA: ¿Qué, cazuela lleváis?

MENDRUGO: ¡Que no, ténganse! ¡Qué se los lleve el diablo, qué ligeros son de manos!

PANARIZO: ¿Pues dinos adónde vais?

MENDRUGO: Voy a la cárcel para todo aquello que a vuesas mercedes les cumpliere.

PANARIZO: ¿A la cárcel? ¿Y a qué?

MENDRUGO:  Tengo, señores, mi mujer presa.

HONCIGERA: ¿Y por qué?

MENDRUGO:  Por cosas de aire. Dicen malas lenguas que por alcahueta.

PANARIZO:  Y decíme: ¿vuestra mujer no tiene ningún favor?

MENDRUGO:  Sí, señor, tiene muchos brazos. Y la Justicia, que hará lo que fuere de razón. Y ahora han ordenado que, porque mi mujer es mujer de bien y mujer que lo puede llevar, que le den un obispado.

HONCIGERA:  ¿Obispado?

MENDRUGO:  Si, obispado, y plega a Dios que ella lo sepa bien regir, que, según dicen, ricos quedamos esta vez. Diga, señor ¿sabe vuesa merced que dan en estos obispados?

PANARIZO: ¿Sabes qué dan? Mucha miel, mucho zapato viejo, mucha borra y pluma y berenjena.

MENDRUGO: ¡Válame Dios! ¿Todo eso dan? Ya deseo verla obispesa.

HONCIGERA: ¿Para qué?
MENDRUGO: Para ser yo obispeso.

PANARIZO:  Mucho mejor sería, si tú lo pudieses lograr, que la hiciesen obispesa de la tierra de Jauja.

MENDRUGO: ¡Cómo! ¿Qué tierra es ésa?

HONCIGERA: Muy extremada, donde pagan soldada a los hombres por dormir.

MENDRUGO: ¿Por tu vida?

PANARIZO: Sí, de verdad.

HONCIGERA: Ven acá, asiéntate un poco y contarte hemos las maravillas de la tierra de Jauja.

MENDRUGO: ¿De dónde, señor?

PANARIZO:  De la tierra que azotan los hombres porque trabajan.

MENDRUGO: ¡Oh, qué buena tierra! Cuénteme las maravillas de esa tierra, por vida suya.

HONCIGERA: ¡Sus! Ven acá, asiéntate aquí en medio de los dos. Mira…

MENDRUGO: Ya miro, señor.

HONCIGERA: Mira: en la tierra de Jauja, hay un río de miel; y junto a él, otro de leche; y entre río y río, hay un puente de mantequilla encadenado de requesones, y caen en aquel río de la miel, que no parece sino que están diciendo: “cómeme, cómeme”.

MENDRUGO: Mas, ¡pardiez!, no era de menester a mi convidarme tantas veces.

PANARIZO: ¡Escucha aquí, necio!
MENDRUGO: Ya escucho, señor

PANARIZO:  Mira: en la tierra de Jauja, hay unos árboles que los troncos son de tocino.

MENDRUGO: ¡Oh, benditos árboles! ¡Dios os bendiga, amén!

PANARIZO: Y las hojas son hojuelas, y el fruto d´estos árboles son buñuelos y caen en aquel río de la miel, qu´ellos mismos están diciendo: “máscame, máscame”.

HONCIGERA: ¡Vuélvete acá!

MENDRUGO: Ya me vuelvo.

HONCIGERA: Mira: en la tierra de Jauja, las calles están empedradas con  yemas de huevos; y entre yema y yema, un pastel con lonjas de tocino.

MENDRUGO: ¿Y asadas?

HONCIGERA: Y asadas, que ellas mismas dicen: “Tragadme, tragadme”.

MENDRUGO: Ya parece que las trago.

PANARIZO:  ¡Entiende! Bobazo!

MENDRUGO: Diga, que ya entiendo.

PANARIZO:  Mira: en la tierra de Jauja, hay unos asadores de trecientos pasos de largo, con muchas gallinas y capones, perdices, concejos, francolines (aves muy apreciadas en la mesa)….

MENDRUGO: ¡Oh, cómo los como yo ésos!

PANARIZO: Y junto a cada ave, un cuchillo, que no es de menester más que cortar; que ellas mismas dicen: “engúlleme, engúlleme”.

MENDRUGO: ¿Qué? ¿Las aves hablan?

HONCIGERA: ¡Óyeme!

MENDRUGO: Que ya oigo, pecador de mí; estaría todo el día oyendo cosas de comer.

HONCIGERA: Mira: en la tierra de Jauja, hay muchas cajas de confitura, mucho calabazate, mucho diacitrón, muchos mazapanes, muchos confites.

MENDRUGO: Dígalo más pausado, señor, eso.

HONCIGERA: Hay ragea y unas limetas de vino que él mismo está diciendo: “Bébeme, cómeme, bébeme, cómeme”.

PANARIZO: ¡Ten cuenta!

MENDRUGO: Harta cuenta me tengo yo, señor que me parece que engullo y bebo.

PANARIZO:  Mira: en la tierra de Jauja, hay muchas cazuelas con arroz y huevos y queso.

MENDRUGO: ¿Cómo ésta que yo traigo?

PANARIZO:  ¡Que vienen llenas! ¡Y ofrezco al diablo la cosa que vuelven!

MENDRUGO: ¡Válalos el diablo! ¡Dios les guarde! ¿Y qué se han hecho estos mis contadores de la tierra de Jauja? ¿Y qué es de mi cazuela? Juro a mi que ha sido bellaquísimamente hecho, ¡Oh, válalos el de las patas luengas! Si había tanto que comer en su tierra, ¡para qué me comían mi cazuela? Pues yo juro a mí, juro a bueno, que tengo que enviar tras ellos cuatro o cinco dineros de hermandades para que los traigan a su costa. Pero primero quiero decir a vuesas mercedes lo que me han encomendado. FIN

A juzgar por la frase, probablemente el paso sirviera para presentar una obra larga, que sería anunciada seguidamen te por el mismo personaje.
Panariso: Honcigera sesea.
Burullada: ronda de gorchetes de la justicia.
Sicas: cicas,  bolsas del dinero en germanias.
Cándido: consumido, hambriento
Jauja: la descripción de una tierra maravillosa en la que la vida es holganza y la comida más exquisita está al alcance de la mano, es un tema que está tratado en muchas obras literarias desde que en la Edad Media apareciese como motivo de una conseja, la de la tierra de Cucaña. Con el descubrimiento de Jauja (Perú) el mito se reelaboró en diversas coplas de la literatura de cordel, y más tarde, lo encontramos en este paso y en un lazzo de la commedia dell´arte. (Véase Asensio, Itinerario… pág. 47; y K.M. Lea, Italian Popular Comedy. I, pág 70.)
Tapados: vencidos en los juegos de preguntas de ingenio. Corto de inteligencia, obtuso, obsecado.
De aire: de escasa importancia.
Ningún favor: si tiene a alguien de influencia que la favorezca.
Muchos brazos: eclesiásticos que la ayudarán.
Un obispado: a su mujer la Inquisición la va a condenar a llevar coroza, esto es, el castigo que se conocía como obispar y que más tarde describe Panarizo.
Mucha miel: a las alcahuetas se las untaba de miel y se le pegaban en ella plumas. Berenjena: las gentes arrojaban a la afrentada berenjenas.
Soldada: sueldo o salario, particularmente de los soldados.
Entiende: escucha
Calabazete: conserva de calabazas.
Diacitrón: conserva de cidra.
Ragea: gragea, confitura menuda.
Limetas: vasijas para el vino.
¡Que vienen llenas!: expresión proverbial que significa la conveniencia de actual con rapidez.



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